La respuesta es no, pero con «peros». Aunque el ejercicio regular favorece una buena higiene del sueño porque hace que llegues más cansado a la hora de dormir, produce el efecto contrario si se hace en las últimas horas del día. Activarás tu cuerpo y será mucho más difícil conciliar el sueño.
Y la siesta no debe ser demasiado prolongada. Las siestas son saludables y tienen beneficios mucho más allá de la salud. Se ha comprobado que incrementan, por ejemplo, la productividad. ¡Eso sí, ten cuidado! Deberían tener una duración de 20 minutos, nunca más de 30, pues tendrían el efecto contrario y, además, dificultará conciliar el sueño en horario nocturno. Tenla en las primeras horas de la tarde.
HORARIOS DE SUEÑO
Es importantísimo mantenerlos regulares, es decir, procurar acostarnos y levantarnos siempre a la misma hora. Así regularemos nuestro ritmo circadiano del sueño, y facilitaremos un descanso de calidad.
¿Y SI NO TE DUERMES?
Cuanto más grita tu cerebro que quiere dormirse, más difícil lo tendrá. También hay noches en las que no podemos parar de pensar, estresados por cualquier situación. Si estás más de 15 minutos sin dormirte y, lejos de lograrlo, te sientes nervioso, levántate de la cama. Ve a una silla en un lugar oscuro, siéntate y, cuando tu mente haya recuperado más o menos el silencio, vuelve a la cama e intenta dormirte de nuevo.
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